Por Anuttama Dasa
Una de mis vartma-pradarshaka-gurus fue una joven mujer. Ella era apenas una conocida, una persona con la que conversé por cerca de una hora en una soleada tarde en Ann Arbor, Michigan, en el año de 1975. Yo había dejado la universidad y trabajaba como camarero. Me levantaba tarde pero cada día comenzaba leyendo la Biblia y Be here and now (Estar aquí y ahora); además, cantaba y oraba. Los domingos asistía a la Iglesia Metodista o a retiros budistas, y ocasionalmente iba al templo Hare Krishna. Nunca había visto a esa joven mujer, pero ella plantó una semilla en mi corazón al decirme con rotundidad: “Si te interesa seriamente la vida espiritual debes ir a Boulder, Colorado”.
De una manera u otra esa instrucción permaneció conmigo. Posteriormente, después de estar durante un mes viajando en autostop y en medio de mi búsqueda espiritual, a lo largo del Oeste de los Estados Unidos, encontré mi camino hacia Boulder. Permanecí cinco días en una comunidad budista y luego me mudé al templo Hare Krishna de Denver.
Allí las mujeres también jugaban un papel vital. Durante los siguientes diez años viví como brahmacari. Mantuve una distancia respetuosa con las “madres”, pero sabía que en la comunidad las mujeres o “madres” eran tan dedicadas como cualquier hombre o “prabhu”. Hacían servicio en el altar, cocinaban para las Deidades y los devotos, iban a harinama, gestionaban departamentos y vendían tanto -o realmente más- libros que los hombres. Me daba cuenta de que muchas de las mujeres de la comunidad me trataban con más amabilidad que los hombres.
En 1983 se me pidió que regresara a Boulder para abrir un “centro de prédica”, cerca de la Universidad de Colorado, en compañía de mi amigo Jitari dasa y dos vaishnavis mayores, discípulas de Srila Prabhupada, Palika dasi y Rangavati dasi. Las mujeres cocinaban, distribuían libros, iban a harinama, predicaban, limpiaban, daban clases, reunían fondos, brindaban consejo a los jóvenes locales y contribuían plenamente en todos los servicios. Sin estas dos mujeres, seguramente el templo de Boulder-ISKCON de mediados de los ochenta no habría existido.
Cuando en 1986 me convertí en el presidente del templo de Colorado, pude ser más consciente de la capacidad de las mujeres discípulas y nietas espirituales de Srila Prabhupada, de sus “armas secretas” para promover la Conciencia de Krishna. Durante mis siete años como presidente, las mujeres eran líderes en todas sus funciones. Las mujeres actuaban como jefes de departamentos, pertenecían al Consejo del templo, daban clases, reunían fondos, seguían liderando la distribución de libros y generalmente establecían un elevado estándar de devoción en la comunidad. En Denver aprendí a depender de las mujeres tanto -y en algunos casos más que- de los hombres.
En 1986, el sexo “débil” se volvió aun más importante en mi vida. Al casarme me di cuenta inmediatamente del valor de una esposa consciente de Krishna. Después de 34 años, Rukmini devi dasi, que ha escrito dos ensayos en esta publicación, continúa siendo mi confidente más cercana y mi compañera de vida para apoyar a Srila Prabhupada y su misión.
En 1993 me pidieron que me mudara a Washington D.C., para llevar a cabo el servicio de director nacional e internacional del departamento de comunicaciones de ISKCON; y más tarde me eligieron miembro del GBC. Como director de comunicaciones, nuevamente mi comprensión acerca del papel de las mujeres en ISKCON aumentó en gran medida. He aprendido que la mayoría de las mujeres tienen habilidades inherentes para comunicar y construir relaciones que la mayoría de los hombres luchan por imitar. Como GBC trabajé hombro con hombro con vaishnavis líderes, tales como Sudharma dasi, Malati dasi y Radha dasi. Todas ellas destacadas en este libro, me demostraron frecuentemente que las mujeres son tan o más inteligentes y mejores administradoras que nosotros, el “sexo fuerte”.
Tuve la bendición especial de hacer servicio con Jahnavi Haggard, una querida hija espiritual que se desempeñó como la primera directora ejecutiva de “Los niños de Krishna”. Ella fue un factor importante para que ISKCON lograra acercarse a las jóvenes víctimas de maltrato y abuso. Se preocupó profundamente por todas las generaciones de la familia de ISKCON. Hasta el día de hoy, Jahnavi sigue siendo una inspiración para mí y la extrañamos mucho desde que partió de este mundo hace unos años.
Actualmente, en mi zona de GBC hay cinco mujeres presidentas de templo. ¡Cinco mujeres presidentas! Es un honor para mí apoyarlas y hacer servicio con ellas. Si se hiciera un concurso, calificaría a estas mujeres como los mejores presidentes en todo el mundo de ISKCON. Son inteligentes, fuertes, visionarias, compasivas, sistemáticas, determinadas y sumamente dedicadas.
Durante mis casi cinco décadas de servicio en ISKCON, he tenido el honor de hacer servicio con decenas de mujeres excepcionales. Me complace ver los escritos de muchas de las mujeres que se presentan en este libro. Prácticamente todos los servicios que he realizado se han visto beneficiados por la cooperación, el apoyo, la amistad y el liderazgo de las mujeres de ISKCON.
El fomento de la protección del menor; la creación de políticas en contra del abuso doméstico; el diálogo con organizaciones contra la libertad religiosa; el contacto con las universidades, los medios de comunicación y los gobiernos; la promoción de la libertad religiosa; la producción de películas; la participación en una multitud de comités de servicio; e impulsar políticas y leyes apropiadas en el GBC: en todas y cada una de estas áreas, ISKCON y yo mismo nos hemos beneficiado enormemente por el liderazgo de las vaishnavis.
Creo que la mayoría de los hombres en ISKCON tenemos historias similares y, de igual manera, nos hemos beneficiados inmensamente con las aportaciones de las vaishnavis de ISKCON. Sin embargo, debido a razones complejas, las mujeres han sido frecuentemente minimizadas, malinterpretadas, menospreciadas y relegadas a roles secundarios.
Nada de esto debería aceptarse en ISKCON. El movimiento Hare Krishna se fundamenta en la declaración del Señor Krishna sobre la igualdad de todas las almas. El Señor Caitanya advino para abrir el almacén del amor por Dios y dar la bienvenida a las personas, “los jóvenes, los ancianos, las mujeres y los niños”. Srila Prabhupada estuvo en contra de todas las supuestas normas de la India contemporánea y también de la “cultura védica”. Él mismo, consciente y deliberadamente empoderó y ocupó a sus discípulas a cantar el mantra gayatri, hacer servicio para las Deidades, dirigir kirtans en público -no solo en India sino alrededor del mundo-, dar clases sobre los shastras, acompañarlo en los viajes de prédica y más actividades.
El libro que estás a punto de leer documenta algunas de sus muchas contribuciones y compromisos; representa las voces de las vaishnavis alrededor del mundo que han sido y continúan siendo los pilares de ISKCON. Estamos endeudados con la contribución y el compromiso que ellas han ejercido como madres, abuelas, hijas, esposas, maestras, predicadoras, miembros del GBC, gurus, distribuidoras de libros, miembros de consejos, presidentas de templos, devotas de sankirtana, etc. Oro para que este importante libro aumente la consciencia de las innumerables contribuciones de estas mujeres nobles en toda nuestra Sociedad y que contribuya a facilitar el camino de las devotas en el futuro.
Ofrezco mis más profundas disculpas a aquellas mujeres que en el pasado han soportado vejaciones o cosas peores. Lo hago en nombre de todos sus hermanos, hijos, padres, compañeros devotos, por lo que hayamos hecho consciente o inconscientemente; y que fueron impedimentos en el progreso y despertar espiritual de su amor natural por el Señor.
Para las devotas de hoy y del futuro, les recuerdo la historia real de una joven vaishnavi que estaba sentada cerca de Srila Prabhupada cuando él se dirigió a toda la habitación llena de sus discípulos: “Quiero que todos mis discípulos abran templos”. Esta joven recién iniciada de dieciséis años preguntó: “¿Incluso las chicas, Swamiji? Y Prabhupada respondió: “Sí, ¿por qué no?” Yo también digo: “Sí, ¿por qué no?, incluso las chicas”. Y según mi experiencia, añadiría: “Especialmente las chicas”.
16 de julio de 2020
Kamika Ekadasi
Este texto pertenece al libro “La voz de las mujeres emerge en ISKCON”. Te invitamos a seguir leyendo su contenido aquí: https://vaishnaviministry.org/surgimiento-espanol/
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